-Pichuco, ¿qué orquestas te gustan?
-Di Sarli, a muerte, por la clase zapadora y el olorcito a querosén. Gobbi, con gran pomada milonguera y que es de mi mismo palo en la sensibilidad, como Pugliese. Y Salgán, que es el mejor “bandoneonista” de la Argentina, ¿me entiende, sí?
-Que toca el piano con fraseos de fueyero…
-Tal cual. ¿Quiénes más? Piazzolla que toca el bandoneón extraordinariamente bien, Vardaro, Grela, Goñi, Laurenz, los dos Díaz -Kicho y David-, qué sé yo… Cuando me largo con el bandoneón, Pedro Maffia es toda mi locura. Con el fueye, ¡antes de Maffia, nadie!
Pero cuando Salas, el dueño del Marabú me sugiere la formación de mi orquesta, sólo pienso en Gardel. Porque no era que Gardel cantara con ritmo y lógica: él era el ritmo y él era la lógica, ¿capta? Entonces yo estoy dispuesto a que mi orquesta cante y pronuncie el tango a lo Gardel…
(En diálogo con Horacio Ferrer)